Para repotenciar la economía.
Hacen falta señales más claras para empezar a confiar en un gobierno que en todo orden de cosas anda a la deriva.
Como muchos de ustedes, apenas enterado de la publicación de un nuevo Marco Macroeconómico Multianual (MMM), corrí a ver los detalles del mismo. Después de todo, apenas una semana atrás, el ministro de Economía y Finanzas había anunciado –en una columna de opinión en este mismo diario– la posibilidad (si no probabilidad) de que la economía entre en una recesión, que, aunada a la inflación relativamente alta que tenemos, constituirían un “marco macroeconómico” por demás complicado.
Así que me puse a leer el documento, página por página, hasta caer en la cuenta de que el Sr. Burneo nos ha sorprendido con un “Aníbal Torres”: un anuncio de algo dramático que al final no es tal. En efecto, el nuevo MMM no contiene los detalles de lo que uno podría haber esperado luego de que en su columna de opinión el ministro: i) criticara la política monetaria del BCR (demasiado restrictiva, en su opinión); ii) discutiera el deterioro del entorno económico global; y iii) terminara la columna anunciando que había llegado la hora de la política fiscal.
La inmerecida crítica al BCR se repite y expande a otros bancos centrales del mundo a los que el documento señala como responsables de la desaceleración del crecimiento económico, ignorando que la labor fundamental de los bancos centrales es el control de la inflación, y –lo que es más importante– la contención o reducción de las expectativas inflacionarias, tarea que el BCR viene ejecutando de manera magistral.
En cuanto al deterioro de la economía mundial, se exagera un poquito. Sí, los tres motores tradicionales de la economía global: la economía norteamericana, la economía china y la economía de Europa lucen hoy menos atractivos que hace unos meses. Pero la trayectoria reciente no es sinónimo de destino y, la verdad, la inflación internacional empieza a ceder, y crecer a 3 por ciento en promedio no es una mala performance para la economía internacional. Por eso, la prueba fundamental del buen o mal manejo de una economía en particular es qué tanto crece por encima o por debajo de esa tasa promedio mundial. Pero lo que nos trae el MMM es una expectativa de crecimiento de alrededor de 3 por ciento, como el mundo, tasa apenas suficiente para generar un mínimo de empleos para compensar el crecimiento de la población económicamente activa (PEA).
Tasa a todas luces insuficiente, especialmente si consideramos periodos anteriores de buenos precios de los minerales que el Perú exporta, cuando la economía nacional se expandía a un ritmo muy superior al internacional, y –como se señala en el ppt que acompaña al documento– de sostenerse en el tiempo, haría que recién dentro de 14 años alcancemos el nivel de ingreso per cápita de México, el más bajo entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).
En cuanto a la política fiscal, el MMM nos dice y repite que se impulsará el gasto público y privado para así “recuperar la demanda interna” –pero sin mayores detalles–. Igualmente, por un lado, el ministro nos habla de darles impulso a la competitividad y la productividad mediante la aplicación del Plan Nacional de Competitividad y el Plan Nacional de Infraestructura (elaborados en 2019) para, líneas después, decirnos que se elaborará un nuevo Plan Nacional de Competitividad y un nuevo Plan Nacional de Infraestructura. Es decir, una gota más al mar de incertidumbre que explica –en parte– la desconfianza generalizada de productores y consumidores.
Y este es precisamente el elefante en la sala que el MEF del ministro Burneo se niega a ver: la recuperación de la confianza. Porque no basta con generalidades como que se destrabarán obras paralizadas, se impulsará el crédito y el gasto público o privado. Hacen falta señales más claras para empezar a confiar en un gobierno que en todo orden de cosas anda a la deriva y que en materia económica sigue usufructuando los buenosvientosinternacionales y la inversión hecha en el pasado.